
En esta carta Gazel escribe a su amigo Ben-Beley y le cuenta que en una comida con Nuño y algunos amigos suyos extranjeros surgió el tema del abuso que hacen los españoles de la palabra Don a la hora de llamar a alguien.
Uno de ellos expresaba lo absurdo que le parecía este abuso: -Don es el amo de una casa; don, cada uno de sus hijos; don, el que enseña gramática al mayor; don, el que enseña a leer al chico; don, el mayordomo; don; doña, el ama de llaves; doña, la lavandera. Amigo, vamos claros: son más dones los que tiene cualquiera de cualquier casa que los del Espíritu Santo.
Por lo que se burlaba del abuso de este término

A esto añadió Nuño otras mil reflexiones chistosas, y acabó levantándose con los demás para dar un paseo, diciendo: -Señores, ¿qué le hemos de hacer? Esto prueba que los hombres corrompen todo lo bueno. En todas partes hay hombres que toman posesión de lo que no es suyo.
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